LA “SUERTE DEL PRINCIPIANTE” Y SU RELACION CON EL RENDIMIENTO DEPORTIVO

Suerte del principiante

De todos es sabido el fenómeno conocido como “la suerte del principiante”. Todos, de alguna manera, lo hemos experimentado ocasionalmente cuando, por ejemplo, hemos enseñado a jugar a las cartas a otra persona y esta nos ha ganado varias veces en los primeros juegos. ¿Cómo explicar esto?

Teóricamente serían los jugadores de azar más “expertos”, al tener más conocimientos sobre el juego y mejores habilidades y técnica fruto de experiencias anteriores, los que debieran salir ganadores de dichos encuentros, pero, como hemos comentado, eso no siempre ocurre así.

En la sociedad, se ha dado mucha importancia a la inteligencia y al cociente intelectual como elemento para ser exitoso. En el mundo empresarial, se enfatiza la riqueza y profundidad de conocimientos y la experiencia adquirida. En el mundo del deporte, las habilidades técnicas desarrolladas, junto al apartado físico, se han visto como prioritarias para un buen rendimiento.

En esto no encaja el fenómeno que estamos analizando, ya que el principiante carece de conocimientos, habilidades, técnica, experiencia…

Últimamente se está haciendo famosa la ecuación de la eficacia y del buen desempeño:

e = (c + h) x a

donde “e” sería el éxito, “c” son los conocimientos, “h”, las habilidades y “a” sería la actitud. Los conocimientos y las habilidades suman para el éxito, pero es la actitud la que ejerce un efecto multiplicador.

Si no es una cuestión de conocimientos y habilidades, la explicación de este fenómeno, ¿será una cuestión de actitud?

Veamos posibles diferencias en este aspecto, en el ámbito deportivo, entre un deportista “experimentado” y un “novato” en una competición:

1.- El deportista con experiencia tiene un pasado que le influye; el novato, por el contrario, no tiene ese pasado que le lastre. Hay que tener en cuenta que, enfocarse en el pasado recordando fallos y errores cometidos con anterioridad puede generar dudas y miedos que evidentemente afectan al rendimiento competitivo e impiden que se esté concentrado en los avatares del juego.

2.-  El deportista con experiencia se siente más presionado por tener que ganar, mientras que el novato no tiene ni siente esa presión, no tiene miedo a perder y se centra en jugar quizás ilusionado por si consigue ganar. En el deporte, anticipar consecuencias de futuro incierto o negativo genera ansiedad y frustración, lo que supone una rémora a la hora de ofrecer la mejor versión competitiva que se posee.

3.- El deportista “principiante” está más centrado en el presente, en cada situación que se presenta y cómo actuar ante ella, mientras que el deportista más “veterano” no está tan conectado al presente ya que su mente va hacia el pasado y hacia el futuro generando esos estados emocionales mencionados que son perjudiciales para su rendimiento.

4.- Por último, el deportista “experimentado” tiene un “trabajo” que realizar, se olvida de que es un juego y se centra en tener que ganar mientras que el novato se centra en disfrutar de la experiencia que le proporciona el propio juego. No es lo mismo ver la actividad deportiva como un trabajo que como un juego. Lo primero implica obligación, tensión… Lo segundo conlleva disfrute.

En el mundo deportivo profesional muchos deportistas reconocen que no disfrutan con lo que hacen. Lo que es un juego, lo que fue su pasión, se convirtió en trabajo. Desapareció el disfrute y sobrevino el estrés, la desmotivación, la ansiedad, las frustraciones…

Cada entrenamiento, cada competición, debiera verse con la actitud que tiene el “principiante”: centrado en el presente, sin la tensión, miedos, dudas y ansiedades de no estar conectado a él, con mentalidad de aprendizaje y disfrutando del juego para poder así competir mejor ofreciendo la mejor versión de la que se dispone.

 

José Antonio Bonilla Cortabitarte

Psicólogo del deporte

LOS BENEFICIOS DEL DEPORTE EN LOS NIÑOS

Happy friends

Tanto física como psicológicamente, los menores que practican deporte consiguen unos hábitos que marcará la pauta de muchos comportamientos en la edad adulta

El deporte no tiene edad y crear en tu hijo el hábito de practicar deporte desde pequeño puede suponer el mejor tratamiento para evitar algunos problemas cuando llegue a la adolescencia o la edad adulta. Muchas de las patologías derivadas del sedentarismo y los malos hábitos nutricionales, como la obesidad, van en aumento y se están convirtiendo en una «auténtica epidemia», señala Pilar Storch de Gracia Calvo, pediatra de Urgencias del Hospital Infantil Niño Jesús de Madrid. «El deporte les ayuda a mantenerse sanos y equilibrados y es una buena forma de combatir el sobrepeso y evitar el sedentarismo», añade. La infancia es el mejor momento para crear unos hábitos deportivos que combatan la obesidad y las diferentes enfermedades como la hipertensión arterial o la diabetes que pueden desencadenar problemas cardiovasculares. «Un niño que tiene sobrepeso ya con un año de vida, con muchísima probabilidad tendrá sobrepeso en la edad adulta, así como las enfermedades que de él se derivan», afirma la doctora Storch de Gracia.

Pero los beneficios del deporte en el cuerpo de los niños van más allá porque genera «un sistema locomotor con un tono muscular y esquelético bueno y sin acúmulo de grasa». Además, mejora la «flexibilidad de las piernas, de los brazos y de la espalda, así como la coordinación y el equilibrio». El deporte consigue que el sistema osteomuscular tenga un desarrollo adecuado con una «composición corporal y una proporción entre el músculo y la grasa adecuados». La práctica deportiva permite además que los niños se sientan más ágiles y con capacidad para controlar su cuerpo y facilita la sensación de bienestar y vitalidad que ayuda a enfrentarse a los problemas con mayor energía. Hacer deporte ayuda a los más pequeños a «coordinar mejor su cuerpo», aunque dependiendo del tipo de deporte que se practique estimulas o ejercitas más una parte del cuerpo que otra.

El ejercicio influye no solo en los músculos y en el aspecto exterior, sino que hay otros sistemas del cuerpo «que funcionan mejor, como el endocrino. La insulina funciona mejor si haces ejercicio y evita la aparición de diabetes», afirma la doctora Storch de Gracia. Además, la práctica de ejercicio «aumenta la resistencia cardiovascular porque el corazón se ejercita y disminuye la tensión arterial». Todos estos beneficios físicos hacen que los niños «aprendan a quererse más y a querer cuidar su cuerpo, porque un niño que hace deporte y lo disfruta entiende que debe cuidar su cuerpo y lo tiene más presente, a diferencia de un niño que no practica deporte y lleva una vida sedentaria», sentencia.

Los beneficios psicológicos

Pero si físicamente el deporte tiene unos beneficios claros, hay otros aspectos psicológicos que en esta etapa marcará la pauta de muchos comportamientos en la edad adulta. Así lo afirma Lola Garrido, Psicóloga y Especialista en Coaching Deportivo que forma parte del equipo docente del Instituto de Estudios Deportivos – IESPORT: «El deporte promueve la integración y permite la socialización, ya que le permite aprender a ser parte de un equipo donde otros niños y niñas también están realizando las mismas actividades y superando los mismos desafíos». Además, la actividad física contribuye a que el niño integre reglas «más allá de las aprendidas en el colegio o en el seno familiar». «Las normas en el deporte, se enseñan de una manera diferente, ya que la actividad permite que haya límites muy claros y las consecuencias de no respetarlos se vivan en primera persona», añade. Incluso les permite la adquisición de responsabilidades a medida que la actividad se va desarrollando y el niño/a se va integrando en el grupo, gracias a que “muchos entrenadores/as asignan funciones a los diferentes integrantes del equipo que son adquiridas con diversión y alegría, dado el contexto en el que se desarrollan”.

En determinadas edades, la aceptación de la autoridad puede suponer un problema para los jóvenes y «a través de la realización del deporte queda muy claro que el entrenador sabe más que el deportista y por tanto los niños y los adolescentes suelen aceptar esa autoridad sin demasiados problemas», señala la psicóloga Lola Garrido. Otro de los beneficios del deporte es que permite «canalizar la energía que tienen muchos niños», que puede ser una «de las mejores válvulas para estar más tranquilo en el resto de actividades diarias permitiendo, en muchos casos, que se frenen los impulsos excesivos».

Uno de los efectos más importantes del deporte es «la mejora de las funciones cognitivas» y que se ha llevado a la práctica, como señala la psicóloga, «en un instituto de Barcelona en el que tienen un curriculum formativo especialmente adaptado a deportistas». «Desde primero de ESO hasta Bachillerato hay varios estudios que demuestran claramente el mayor y mejor rendimiento cognitivo del grupo de los deportistas. Ejercitarse regularmente es bueno para el humor, la memoria o el aprendizaje», explica el psiquiatra John Ratey de la Escuela de Medicina de Harvard, autor del libro ‘La Ciencia Nueva y Revolucionaria del Ejercicio y el Cerebro’.

Y por último, pero no menos importante, hay que destacar la producción de endorfinas que genera el deporte y por eso los niños y jóvenes que practican regularmente deporte, son más felices y están más contentos: «Al hacer ejercicio el cerebro produce más neuronas y más conexiones entre ellas, fenómeno que se conoce como neurogénesis y por lo tanto aumentará su capacidad de aprendizaje».

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Fuente: http://www.eldiariomontanes.es/padres-hijos/201701/08/beneficios-deporte-ninos-20161222124852-rc.html

 

A ti, padre, que crees tener un Cristiano Ronaldo en potencia —

Sí, esto va por ti, que gritas en los partidos de tu hijo de 8 años. No para animar sino para quejarte o insultar a quien se tercie. Va por ti, que hablas mal de otros niños solo porque juegan en el equipo contrario. Que te alteras y das voces al árbitro. Que te enfureces […]

a través de A ti, padre, que crees tener un Cristiano Ronaldo en potencia —